Con fecha 22 de febrero de 1.409, el Vicario del señor Arzobispo de Zaragoza da licencia a los jurados de Tosos para reparar la Iglesia y los altares. Poco tiempo después, con fecha 5 de noviembre de 1.409, da licencia para gastar en estas obras 200 sueldos y otras cantidades diciendo que la capilla a que se refiere es bastante hermosa.

En 29 de abril de 1.523 se dice que en la Iglesia había Sagrario y tres altares. El mayor, dedicado a la Bienaventurada María, y dos dedicados a San Juan y Santa Ana. Había pila bautismal y un campanario con tres campanas; dos grandes y una pequeña. Además un cimbalico.

En 12 de abril de 1.554 nos dicen que el retablo del altar mayor es de pincel y el altar de yeso. Había para iluminar este altar una lámpara de cobre. Se manda retejar la Iglesia y comprar una lápida para el altar mayor, así como arreglar el suelo.

En 28 de septiembre de 1.547, además de repetir que el altar mayor es pintado, se dice lo mismo respecto del que estaba del lado de la Epístola, dedicado a San Juan, y del situado al lado del Evangelio, dedicado a Santa Ana. Se manda también reparar y retejar la Iglesia y colocar puerta al cementerio, que estaba al lado de la Iglesia.

En 1 de Mayo de 1.656 se cita otro altar dedicado a Cristo Crucificado.

El 16 de septiembre de 1749 estuvo en Tosos el Arzobispo Don Francisco Añoa del Busto y confirmó a 100 parroquianos. Entonces Tosos tenía 130 vecinos y había dos sacerdotes: uno, el Rector, Don Vicente Aguinaga, y otro, Don Joseph Barta, natural de Tosos, quien con extremada pasión dirigió y defendió los intereses del pueblo ante el Marqués de Tosos, contra el que sentía aversión y ojeriza.

En 4 de septiembre de 1.771 la parroquia contaba con 150 vecinos y se dice que las paredes de la Iglesia estaban firmes. Reconocida por oficiales albañiles no ofrecía peligro de ruina, si bien el suelo de ladrillo estaba bastante deteriorado. Ya se habían cambiado la dedicación de los altares; son ya cuatro dedicados a nuestra Señora del Rosario, San Antonio de Padua, San Pedro Arbués y el Santo Cristo. Señalan deficiencias en la escalera que conduce al coro.

En 1.783 era Rector de Tosos D, Carlos Ibáñez, procedente de la localidad turolense de Blancas. Nos da noticias y comienza diciendo que se declaró ruinosa la Iglesia en 1.783 y que "se demolió del todo y se sacó el Señor de ella el día 7 de marzo del año siguiente a un granero propio del Marqués de este lugar, que desde dicho día sirve de Iglesia para este pueblo de 185 vecinos y 500 almas de comunión”.

En esta Iglesia provisional sólo había tres altares; el mayor, dedicado a la Virgen del Pilar, tenía como retablo un cuadro de la Virgen y al pié otro de San Pedro Arbués. En el altar del lado de la epístola había un cuadro de San Antonio Abad y el altar del lado del evangelio estaba dedicado al Santo Cristo. Otros cuadros adornaban las paredes y media ventana se transformó en campanario. La luz entraba por la otra media ventana y por la puerta. Había además dos lámparas para alumbrar y otras de devoción que encendían los días de fiesta.

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