Se atribuyó en primer lugar al ·Maestro de Lanaja”, pero María del Carmen Lacarra Ducay en su libro “ Blasco de Grañén, pintor de retablos (1.422-1.459) lo atribuye a este pintor.

Retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Tosos (Zaragoza)

La villa de Tosos se encuentra a escasa distancia de la de Aguilón para la que Blasco de Granen, junto con sus colaboradores los pintores Juan Rius y Martín de Soria, realizaba un retablo entre 1457 y 1458

El retablo gótico presidía la capilla mayor de la iglesia precedente, de menores dimensiones, y cuando se construyó el nuevo templo, en estilo barroco, se aprovecharon gran parte de sus tablas en el nuevo retablo mayor, realizado según el gusto de la época. Esta pudo ser la causa de que sus restos pasaran desapercibidos hasta época bastante reciente.

Finalmente, en el año 1967 fue objeto de un estudio monográfico y sus autoras lo atribuyeron, por razones comparativas, al llamado «Maestro de Lanaja», en una fecha aproximada entre 1435 y 1440,

Las tablas que se conservan pertenecen al cuerpo de un retablo de cinco calles de tres pisos cada una, destacando por sus mayores proporciones la calle central. Estaba dedicado a la Virgen María, titular de la iglesia, y en sus pinturas se representaban las escenas más populares de su vida según relatan los cuatro evangelios y la literatura sagrada de la época. No se conserva el banco, presumiblemente dedicado a narrar escenas de la Pasión de Cristo, ni tampoco el guardapolvo que, sin duda, tendría.

Actualmente las calles laterales flanquean los costados del retablo mayor dieciochesco, enmarcadas sus tablas con la mazonería dorada primitiva. La tabla principal y titular del retablo se encuentra en el centro del nuevo retablo y el ático o coronamiento, constituido por dos tablas superpuestas, se encuentra en una capilla lateral situada en el lado del evangelio. En total son quince las tablas que se conservan, seis a cada lado del retablo mayor que narran doce pasajes de la vida de María, desde el Anuncio a San Joaquín hasta la Dormicíón de la Virgen, una que preside el retablo, dedicada a la Virgen con el Niño entronizada con acompañamiento de ángeles, y dos que constituían el ático o coronamiento, la Coronación de la Virgen por su hijo Jesucristo y el Calvario, según lo habitual durante el siglo XV.

Comenzando por la calle exterior del lado izquierdo, desde el piso de arriba, se encuentran: Anuncio u San Joaquín, Anuncio a Santa Ana, Abrazo ante la Puerta Dorada deJerusalén, Nacimiento de la Virgen María, Presentación de la Virgen en el templo, y Anunciación. Seguidamente, empezando por la calle interior del lado derecho y siempre desde el piso superior, se encuentran : Nacimiento de Cristo, Adoración de los pastores, Circuncisión, Epifanía, Presentación de Jesús en el templo, y Dormición de la Virgen María.

    

La tabla titular ofrece alguna variante respecto al modelo habitual de la Virgen con el Niño entronizada acompañada de ángeles músicos, pintado por Granen. María lleva la cabeza descubierta, sin el velo que habitualmente cubre su cabellera y el Niño aparece desnudo, cosa inusual, sentado sobre la rodilla derecha de su madre. El gesto de la Virgen recuerda al de la tabla titular del retablo mayor de Lanaja, aunque en aquella obra tiende la mano derecha para coger unos claveles de un tiesto que - reverente le ofrece un gracioso angelito y aquí toma unas azucenas del ramo que un ángel arrodillado a sus pies le presenta en un jarro con dos asas. El Niño juega con un pájaro que acaba de soltar un ángel situado junto a él, en lugar de tener en la mano izquierda el orbe terrestre coronado por una cruz o una granada tal como sucede en los otros ejemplos.

El ático o coronamiento lo constituyen dos escenas superpuestas ensambladas en una sola tabla. La Coronación de la Virgen por su hijo Jesucristo destaca por el protagonismo otorgado al trono que los acoge. Y por los numerosos ángeles músicos que lo flanquean. El Calvario , de menor tamaño, sigue la iconografía tradicional del tema.

El retablo ha sufrido numerosos repintes posteriores y presenta signos de deterioro en algunos elementos. Aun con todo, existen evidentes analogías compositivas con pinturas documentadas de Blasco de Granen que permiten atribuirlo a su taller, con participación de colaboradores. Seria necesaria una cuidadosa restauración y limpieza para poder afinar más el análisis de esta obra.




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